Todo este tiempo que estuve buscándome a mí mismo y no sabía que estaba perdido»....«hay un agujero en mi alma y no puedo llenarlo»...«voy a demoler esta ciudad sin tí»...«oye, hermano, ¿todavía crees en los demás?». Estas son algunas de las letras con las que Tim Bergling, más conocido como Avicii, deslumbró al mundo en su carrera de apenas diez años. Su fallecimiento repentino en Omán, a los 28 años, ha puesto fin a una carrera artística que se había convertido en el monstruo que le estaba devorando.Las palabras que cantaba Avicii -su nombre artístico procede del término budista para referirse al infierno, una elección del sueco que lo dice todo- son el mapa para orientarse en el mundo de alguien que alcanz el éxito siendo muy joven pero que vivía atrapado por sus inseguridades. Es muy tentador comparar la corta vida de Avicii con la de Amy Winehouse, otra artista que también murió a los 28 años, arrasada por un éxito que no pudo controlar y que quiso embridar con el alcohol. También Avicii había buscado ese refugio -se le diagnosticó una pancreatitis aguda por sus problemas con la bebida- y ambos habían anunciado su intención de desconectar del mundo del espectáculo, que les había exprimido hasta

la médula.
La ansiedad y la depresión de Tim Bergling evidente en el documental 'Avicii: true stories', un programa en el que el músico llega a reconocer que llegó a abandonar la música porque ya no le gustaba. En 2016, cuando ya había anunciado un retiro, llegó a reconocer que empezó tomando un par de copas para superar su dificultad para relacionarse con la gente pero se le fue de las manos.Sus letras eran un reflejo de ese alma torturada e incluso en aquellos temas más optimistas es fácil encontrar los rastros de una persona pesimista que solo ve hostilidad en su entorno por mucho que el éxito le acompañe. Estos son algunas de esas canciones.
Las palabras que cantaba Avicii -su nombre artístico procede del término budista para referirse al infierno, una elección del sueco que lo dice todo- son el mapa para orientarse en el mundo de alguien que alcanz el éxito siendo muy joven pero que vivía atrapado por sus inseguridades. Es muy tentador comparar la corta vida de Avicii con la de Amy Winehouse, otra artista que también murió a los 28 años, arrasada por un éxito que no pudo controlar y que quiso embridar con el alcohol. También Avicii había buscado ese refugio -se le diagnosticó una pancreatitis aguda por sus problemas con la bebida- y ambos habían anunciado su intención de desconectar del mundo del espectáculo, que les había exprimido hasta
La ansiedad y la depresión de Tim Bergling evidente en el documental 'Avicii: true stories', un programa en el que el músico llega a reconocer que llegó a abandonar la música porque ya no le gustaba. En 2016, cuando ya había anunciado un retiro, llegó a reconocer que empezó tomando un par de copas para superar su dificultad para relacionarse con la gente pero se le fue de las manos.
Sus letras eran un reflejo de ese alma torturada e incluso en aquellos temas más optimistas es fácil encontrar los rastros de una persona pesimista que solo ve hostilidad en su entorno por mucho que el éxito le acompañe. Estos son algunas de esas canciones.